sábado, 15 de mayo de 2010

Yo la quiero como es.


Yo la quiero, la quiero limpia como la arena blanca lavada por el mar.
La quiero integra, honesta, enterita como la luna, blanca y nueva, la quiero para mí.
La quiero querer querida como nadie la ha querido.
Yo la quiero, la quiero alegre, sonriente y primaveral.
La quiero querer queriendo que me quiera.
La quiero para mí, para mí y llámenme egoísta.
Yo la quiero, quiero, quiero, quiero hacer feliz como una lombriz lo es dentro de una manzana.
La quiero querer querida y que me quiera.
La quiero nueva, bella, luminosa como el sol naciendo al alba.
La quiero querer queriendo que me quiera igual.
Yo la quiero, quiero, yo la quiero para mí.
La quiero joven, mozuela, de mejillas ruborizadas cuando le susurre palabras de amor.
La quiero virgen y serena, en espíritu y en verdad.
La quiero lozana, la quiero mujer, la quiero enamorada, enamorada de mí.
Yo la quiero como nunca, nunca, nunca, he querido igual.
La quiero gata, la quiero fiera, la quiero suave, la quiero noche, la quiero amanecer.
La quiero mucho, mucho, mucho, la quiero un tanto más.
Yo la quiero madura, la quiero verde, la quiero conspicua, la quiero inocente, como las mariposas estrenando alas al amanecer.
La quiero café, chocolate y nata, la quiero leche y la quiero miel.
Simplemente: La quiero para mí, tal y como es.
Autor: Claudio Carlo

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