sábado, 15 de mayo de 2010
Seguiré errando por el mundo.
Te digo adiós porque tú nunca fuiste mía,
serás de otro,
tal vez;
pero jamás seremos uno.
Y te digo adiós con todo el cariño del mundo,
y no es suficiente,
y no es del todo verdad,
porque en el fondo,
quizás no tanto,
te quedarás conmigo,
en mi mente y en algún recóndito lugar del alma.
En días grises te pensaré como piensa al amanecer la flor en el rocío.
Me refrescaré de tus recuerdos,
de tus manías,
de tu plan de futuro,
de tus dolencias,
de tu lucha y de tus deseos,
de tus eufemismos,
y me reiré, sí;
me reiré por los dos.
Por que no supimos,
o no quisimos aceptar nuestra verdad.
Y ya no me verás…
Y ya no te veré más que en mi mente,
pensándote,
soñándote,
pero sin tocarte con la yema de mis dedos;
porque los pensamientos,
sino son hechos,
pertenecen sólo a quien los imagina.
Luego yo,
ahora,
yo que tuve el valor de decirte adiós,
yo...,
un alma errante por el mundo,
seguiré buscando lo que no encontré en ti:
Amor…
Autor: Claudio Carlo
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